Bates (citado en Meneses Benitez, 2007) señala que en el ámbito universitario las expectativas que han promovido la utilización de TIC y que subyacen a la incorporación que hacen los docentes tienen que ver con:
… Mejorar la calidad del aprendizaje y constituir una ayuda de aula
… Aproximar al estudiante a habilidades involucradas en el uso de estas tecnologías que necesitaran en el trabajo y en la vida,
… Ampliar el acceso a la educación y a la formación, tanto a través de la modalidad presencial como a distancia,
… Responder a demandas del imperativo tecnológico.
Son diversos los contenidos que se divulgan en el ámbito académico en torno a la impronta de distintas TIC en la educación y, en particular, en la enseñanza universitaria. No faltan los análisis acerca de las respuestas que podrían brindar a viejos y nuevos problemas educativos. Contamos algunas lecciones aprendidas sobre la integración de las TIC, que surgen de estudios en el tema cuyas conclusiones contienen cierto optimismo por un lado, o bien, desazón o escepticismo por otro, sobretodo en contraste con las expectativas que se tenían en su integración en las instituciones educativas. Particularmente en las representaciones docentes en la universidad, en la perspectiva de Litwin (1995, 2001) serían posturas que se sitúan entre la “tecnofilia” y la “tecnofobia”. Posturas que se encuentran a la base de los esquemas que direccionan la integración de las TIC en las prácticas educativas:
“hemos encontrado adopciones tecnófilas de la herramienta en las que se la utiliza indiscriminadamente para cualquier propuesta educativa (…) Esto es, proyectos en los que se digitalizan textos para el estudio o que se utilizan apoyos tecnológicos como si se pretendiera ilustrar la clase. También y, en sentido inverso, encontramos análisis tecnofóbicos que plantean que las nuevas tecnologías generarán circuitos diferenciados para los que pueden o no acceder a ella y niegan su incorporación sin entender su carácter privilegiado para la información y la comunicación.” (Litwin, 2001)
Trascender estas posturas es en un reto necesario para pensar propuestas educativas y prácticas de enseñanza universitarias enriquecidas, que vayan más allá de la tecnología empleada. El potencial pedagógico de las TIC, las posibilidades de acceso del docente, el dominio de algunas tecnologías por parte de docentes y estudiantes, así como el alcance que ofrecen para generar o fortalecer espacios de articulación interinstitucional, trabajo entre pares, comunidades de conocimiento, entre otros, han de estar al servicio de aportar a la enseñanza y de ampliar las experiencias de aprendizaje.
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